miércoles, 13 de marzo de 2013

Cuando no estaba en Argentina


Cuando no estaba en Argentina

No extrañaba nada.

El destierro era un pelotero.

Claramente una buena elección.

Además tenía yerba y mate.

y con eso suficiente.

Y a claro, porque “destierro” suena fuerte.

Pero en mi caso,  la asociación va por otro lado

Por un cipayismo rabioso

O por un ansia espiritual

Quizás un poco de las dos.

Esa mezcla preciosa de sentimientos

Que te empujan lejos, unos cuatros meses.

Cuatro meses,  que no extrañe nada.


viernes, 15 de febrero de 2013

Las fotos


Seguí buscando en el cajón pero solo estaban esas cuatro fotos, apiladas, una encima de la otra, sin querer despegarse, ni ser vistas. Las deje donde estaban, guardadas.
Baje al living. Abrí la computadora y me puse a terminar unas planillas de cálculo para el trabajo. Por suerte estaba sola en casa, Martín iba a llegar alrededor de las ocho.

Me hice un café, lo lleve para la mesa y después de un momento prendí la radio.
Di un par de vueltas alrededor de la cocina, abrí la ventana y deje que el aire me golpeará en la cara. Me volví a sentar. Subí el volumen de la música y mire de reojo el cajón. Me tente de volver a abrirlo, aunque de cualquier manera ya sabia lo que había ahí adentro. Lo abrí. Revolví todo, mis manos se escondían entre los papeles buscando nuevamente las fotos. Cuando las agarre las mire detenidamente - que hijo de puta.

Las deje arriba de la mesa. Separadas, una por una, en un orden cronológico azarosamente inventado:

Ella en un yate, lentes de sol color beige, mirando al horizonte. De fondo: el mar, Color verde oscuro, casi negro, de una tarde que estaba llegando a su fin.

Ella en la orilla del mar, de espaldas, flaca, short verde. Pelo ondeado.

Ella pasando el brazo por el hombro de mi novio. Con el otro, sostiene un vaso.
El, sonriente, en medio de la playa.

Ella en una avenida de Río de Janeiro; a sus costados, dos amigas.

Momentos después mire el reloj. Iban a ser las seis.

Busque mi teléfono. Abrí la agenda de contactos y marque el número de Ignacio.
Después de varios tonos escuche su voz. No hablamos mucho. Solo me detuve a pedirle disculpas por la tardanza de la semana pasada, que había estado ocupada y que justo ahora estaba sola en casa por si quería si quería tomar algo. Como no tardo mucho en decir que si, porque justo estaba cerca de acá, quedamos en vernos en media hora.

Ordene un poco living, guarde mi computadora, y ordene los papeles que había revoleado en el suelo. Después junte las fotos de arriba de la mesa, las apile todas juntas y las guarde donde estaban. Acomode un poco los almohadones del sillón y prendí unos sahumerios aromáticos.

Espere. Veinte minutos mas tarde tocan el timbre. Abrí la puerta. Era Ignacio: rubio, alto, con el portafolio de cuero en la mano.

– Pasa, dale. ponete cómodo.

Nos sentamos en el sillón. Tomamos una taza de café y nos quedamos charlando sobre unos temas de la oficina. Aunque no era nada muy importante yo lo miraba detenidamente. Lo escuchaba - sin muchas intenciones de seguirle el curso- y  solo le respondía con gestos. Mis piernas temblaban, y aunque estaba un poco dura, no paso mucho tiempo mas hasta que Ignacio decidió acortar la distancia que nos separaba en el sillón.
  
Tampoco había mucho tiempo, así que había que hacerlo rápido: nos empezamos a sacar la ropa de manera furiosa, mientras manteníamos con la boca un beso, beso que luego se volvió interrumpido, entrecortado por los espasmos.  

Yo lo abrazaba, con las uñas clavadas en su espalda y con la vista perdida miraba el cielo raso: short verde, pelo ondulado, la sonrisa de mi novio. lentes, playa, transpiración,

Cuando terminamos nos quedamos en silencio. Ahora los dos mirábamos el cielo raso, pero esta vez con la vista fija. – bueno, me tengo que ir. Me dijo Ignacio.
Junto la ropa que estaba en el suelo, se cambio y  le abrí la puerta.

Eran las ocho menos diez. Entre corriendo al baño y me pegue una ducha.
Minutos después se escucha un portazo.

- ¿ya estas lista? – me grito
- Si, ya casi estoy. Dame un momento, me estoy terminando de cambiar.

Martin se quedo en el living, se había sentado en el sillón y había prendido la televisión mientras me esperaba.
Cuando salí de la habitación, lo mire radiante. Me había puesto el vestido negro ajustado que le gustaba. Me acerque con una sonrisa y le di un beso.
- Bueno, ¿vamos? – me dijo, y me agarro de la mano.

Era noche de viernes. Así que, como era costumbre, salimos temprano de casa y nos fuimos a cenar a un restaurant de comida italiana.  

jueves, 7 de febrero de 2013

Virtual


Como un discurso abierto, o alguien que habla sin parar

Así es esto.

Un rio  que arrastra información basura, 

Y Lo  dicho y lo visto

Porque es así.  Nos vamos para abajo, aplastados sin peso

Por frases etéreas

Por la corriente que sigue, que baja

Más y más

Entonces de pronto, decimos algo, lo que sea, con convicción o con desgano

Y después de cinco minutos todos lo olvidan.

Por qué repito, esto es así.

Nada perdura.

Nada se queda

A Nuestra voz y nuestro ego

Los arrastra el río.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Hablar dormido

Bueno. Acá estoy. Sentada, entre mucha gente, en un ambiente oscuro virado al naranja.
El chico que comparte el asiento conmigo ya me ofreció fernet varias veces. Estoy a minutos – o quizás a sorbos- de entrar en un estado de limbo.
Miro al escenario – chiquito, casero, montado de una manera completamente original.
Y ahí esta mi amigo, afinando su hermosa guitarra para cantarnos a todos con su hermosa voz y hacernos entrar a todos en ese estado de limbo.
El lugar es un antro bárbaro. Hay cuadros por todos lados, firmados, cada uno con sus respectivas definiciones y materiales. “aprendiz de simbiosis compuesta, acrílico sobre tela” dice uno.  
También hay cierto fetiche con los arboles. Otra de las paredes del hall principal tiene un árbol surrealista, negro, que va de la raíz hasta las ramas, y que por supuesto, termina en en una mano que se abre, llena de dedos.
-Esto me encanta, me digo todo el tiempo-  
Arranca radiohead, despacio, timido, lento. Todos cierran los ojos, algunos abren la boca, cada uno con su mueca, quietos.
Yo también los cierro, muevo la cabeza con radiohead, con sus rebotes, sus revires, y cada tanto vuelvo.
El chico del fernet me dice algo al oído, después me pasa el vaso.
Mi relajo es casi total. Yo empiezo a suponer después que hay cierta cosa con respecto a eso.
La bebida, sea cual sea, recorre el cuerpo marcando el paso, viene toda fría, y se va para la sangre. Uno toma porque quiere eso, un poco de frio en un cuerpo que esta dormido, blando, caliente.
Sumado a eso, también me doy cuenta, está mi voz, incallable, excitada, contenta.
Cuando tomo me pasa eso. Hablo dormida. Hay una emoción, una cierta conexión con la divinidad, bah, que se yo. Que sucede y que me inquieta.
De pronto estoy ahí, sentada, esuchando a mi amigo, que ahora le rinde culto a Nick drake. Y de pronto me levanto, me voy. Como en esa escena de Annie Hall, cuando Diane keaton se va de su cuerpo, se despersonaliza para no hacer el amor.
Yo por el contrario, hago un viaje, me enredo en un espiral mental, con las aspiraciones potenciadas a todo volumen.
Soy una heroína, una súper artista.
estoy leyendo en un escenario casero, en otro tiempo, embriagando con una lirica underground, a toda esa gente que parece sacada del living de Marta Minujin, que esta sentada y cruzada de piernas, que escucha, que disfruta, que se deja y se abandona. 

miércoles, 24 de octubre de 2012

Te queda lindo el castellano


Te queda lindo el castellano, cuando sale así de tu boca.

Se mueve rápido, te atraviesa rápido

Y te desespera, ya se.

Quédate tranquila, respira, dale, ahora si, despacio, habla.

-Nuestro idioma tiene eso.

-Muchas palabras.

Me cansa, te cansa, lo cansa, nos cansa, los cansa.

Creo que voy a empezar a usar el ingles.

Además de ser cool es breve, tiene eso de diferente que la gente persigue.

La gente, - que expresión particular.

Suponiendo eso, entonces, puedo decir algo así como:

No, la verdad que no quiero café, i will prefer a mate instead.

O puedo alternar con el  francés.

- Qué idioma. Si, con el acento mayúsculo en la é.

El francés, otra estetica, otro nivel.

au revoir”
 suave, elegante.

El francés, la realite.


El castellano, en cambio, no es asi. 


no pretende, no exige 

No se presta a monadas.

solo fluye por las bocas, voraces, insensatas

De quienes lo traicionan, a veces, con otras palabras.














domingo, 21 de octubre de 2012

U2


A veces una canción de u2 no viene mal

De pronto todo baja varios tonos, uno también y ahí viene ese relajo, divino, mezclado con aires de película hollywoodense.

Si. Es cierto, pero cada tanto no viene mal.  

martes, 16 de octubre de 2012

En mis pies


Hoy la revolución esta en mis pies, mas abajo de lo normal.

Creo que fueron esos zapatos dark que compre sin querer en la bond Street

Digo sin querer, porque iba en busca de mi femeneidad, como siempre, lo juro.

Pero algo en mí ya no quiso las guillerminas charoladas y brillantes, símbolo adorado por las nenas.

De pronto me vi caminando con una parte de Marylin Manson, una beautiful people cualquiera.

Y como iba a imaginar, que hoy mis pies son genitalidad. Los toco, los miro, los disfruto.

Eso no venia con el ticket de cambio que me dieron en Koturno.

“¿son tus primeros zapatos?” me preguntaron las del local.      

Seguro ya sabían lo que me esperaba.

Si, son mi primer par - les dije,  pero también son un cambio, y una castración,  
 
es mi deixis hecha cuero.